Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100008
Legislatura: 1871
Sesión: 27 de abril de 1871
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Menéndez Vigo.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 20, 255 a 257.
Tema: Acta del Sr. Álvarez (D. Cirilo), Senador electo por la provincia de Burgos.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Ha necesitado el Sr. Méndez Vigo para su larga rectificación suponer cosas que yo no he dicho en mi breve peroración. No he dicho que fuera extraño que tratándose de actas se atacara al Ministro de la Gobernación; lo que extraña es que, tratándose de actas, y de actas que no tenían nada que ver con el Ministro de la Gobernación, S.S. no se levante aquí una sola vez que no increpe al Ministro de la Gobernación, aun por aquellas cosas en que evidentemente el Ministro de la Gobernación no tiene nada que hacer, ni tampoco participación alguna.

Ha supuesto también S.S. que yo no he dado importancia a los sucesos de Burgos. Está S.S. muy equivocado. Yo he dicho que es hecho era lamentable y aquellos sucesos desagradables, como lo es siempre toda perturbación del orden público, siquiera esa perturbación del orden público haya sido muy limitada y no haya producido consecuencias tristes ningunas, o al menos las consecuencias funestas que suelen producir otras perturbaciones por el estilo.

Lo que yo he dicho es que a pesar de haber ocurrido esa perturbación en Burgos, no se puede invalidar la elección. Pero no vaya S.S. a hacerme pasar la plaza de indiferente a unos sucesos que me deben importar más que a S.S., o por lo menos tanto.

El Sr. Méndez Vigo ha supuesto que yo le he llamado carlista. No; yo sé bien lo que es S.S., yo no he dicho semejante cosa, he manifestado que S.S. va adquiriendo sin duda tal celebridad, que están dispuestos a nombrarle su representante los moderados, los carlistas y los republicanos. Como ese es un hecho, no creo que sea calificar S.S.; es meramente referirlo. Y es un hecho que honra a S.S. por lo que lo elevan sobre los modestos mortales, como, por ejemplo yo, que no he tenido ahora más electores que los que he tenido siempre, pues en esta última elección me han votado los mismos que me votaban antes de la revolución de septiembre. Así es que cuando se me dice por S.S. que yo he variado y S.S. no, no puedo menos de contestar que a S.S. le han votado ahora los que antes le eran completamente contrarios, mientras que a mí me han votado los que siempre me dieron sus sufragios.

Por consiguiente, esto no quiere decir que S.S., es carlista; es simplemente referir un hecho, y nada más.

Pero S.S. cree que yo he variado, razón por la cual no me mira como antes; porque yo no tengo noticia de que hasta ahora le haya sido antipático como Ministro, ni que tal le haya parecido hasta hace poco tiempo que me he excedido en este puesto, pues S.S. me dispensaba su afección, no solo como hombre particular, sino como político. Es verdad que puede suceder, que yo haya variado, y que el haber variado haya podido influir para que S.S. no me tenga la estimación que antes; pero lo cierto es que las circunstancias lo que indican es que S.S. es el que ha variado; razón por la que no hay motivo para extrañar que S.S. me considere ahora tan mal en este puesto, cuando hasta hace poco tiempo me consideraba tan bien en el mismo. Pero de todos modos, esta es una desgracia que lamento mucho, porque deseo tener la estimación de S.S.

Respecto del gobernador de Burgos, no tuve la fortuna de oír a S.S.; estaba yo fuera del salón, y me dijeron que S.S. había dicho eso del gobernador de Burgos. De todos modos, S.S. habló en contra de ese funcionario, diciendo que aquella es una autoridad que no puede permanecer por más tiempo en aquella provincia, y que ha puesto en ejecución allí un plan hasta salvaje.

Pues bien; el Gobierno en Burgos, como en todas partes, sin excepción ninguna, ha seguido un plan, y es hacer que se cumpla la ley en lo que de él depende, y hacerla cumplir a pesar de los carlistas, a quienes su señoría tiene una predilección que no le conocí nunca, si hemos de ser francos.

¿Qué es lo que resulta de la provincia de Burgos? Que los carlistas, dice S.S., se ven allí maltratados, y como Senador y como hombre político tiene el deber de defenderlos. Hace bien S.S.; todos tenemos ese deber, solo que S.S. se limita únicamente a defender a los carlistas pero no a los liberales, porque S.S. sabe, pues no ignora nada de lo que ha pasado en Burgos (tales mentores tiene), S.S. sabe, repito, que ha habido pueblo en que la elección se ha hecho con trabuco, como ha dicho S.S., pero con trabuco carlista, y que ha habido también pueblo en que trabuco en mano ha ido una partida carlista al colegio electoral y ha dicho: ?Si votáis al candidato liberal lo vais a pasar muy mal; se van a quemar vuestras casas y os vamos a matar.?

Pues bien; a S.S., que ve a los liberales de Burgos en peligro por esos carlistas de trabuco, no le importa nada esto; a esos, que los defienda el diablo; pero en cambio a los carlistas, a quienes S.S. los cree atacados por los liberales, los defiende, y para defenderlos dice:?Aquí estoy yo,? Ese es un aprecio particular que S.S. tiene [255] de cierto tiempo a esta parte a los liberales, en cambio del aprecio singularísimo que profesa hoy a los carlistas, y que antes no les profesaba de ningún modo.

El Sr. MÉNDEZ VIGO: Pido la palabra para rectificar.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

(Habla el Sr. Méndez Vigo.)

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Ministro de la Gobernación tiene la palabra.

El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta): Ya que me levanto a contestar, por cortesía, a la pregunta que acaba de hacer el Sr. Méndez Vigo, debo decir algo de la coalición.

Su señoría dice que se coaligó con otros partidos al ver las tropelías que el Gobierno cometía en las elecciones. Pero, el Sr. Méndez Vigo, si la coalición se hizo mucho antes de que el Ministro pudiera hacer nada en las elecciones, ¿cómo eso ha de ser por lo que influyera en las elecciones?

Además, S.S. está equivocado; el ministro no ha hecho nada en las elecciones, no se ha preocupado nada más que de la cuestión de orden público, pero no de las elecciones. Y eso de que ha habido candidatos ministeriales no es exacto. Los candidatos han sido designados en sus respectivos distritos; las juntas generales han designado los candidatos de la situación; el Gobierno no se ha metido en nada. No hay distrito que no haya tenido su candidato, que no haya designado, que no haya proclamado su candidato, y esos son los candidatos de quienes el Gobierno ha dicho que los aceptaba con gusto porque representaban genuinamente las simpatías del país. Con los candidatos de oposición no tiene nada que hacer ni que decir el Gobierno. ¿Para qué? Le importaba poco la designación. Pero debo decir que los candidatos adictos a la situación son los que, en apariencia y antes de la elección, podían representar los intereses del país. ¿Por qué? Porque eran designados por las juntas del distrito, mientras que los candidatos de oposición han sido designados por juntas en Madrid, y algunos en el extranjero. Por consiguiente, vamos a poner las cosas en su verdadero punto de vista.

Por lo demás, que el Gobierno ha hecho y no ha hecho: ni en Burgos ni en ninguna parte ha hecho nada el Gobierno se vea en la situación en que se encuentra y le trasmita algo del despecho que tiene. Además, el Gobierno, no solo no ha tenido candidatos ministeriales, sino que allí donde un distrito le ha designado uno, lo ha aceptado, aun sabiendo de positivo que venía a colocarse en la oposición, lo mismo en el Senado que en el Congreso. S.S. [256] conoce mucho a uno que ha venido al Senado, y que si no ha venido al Congreso no es por culpa del Gobierno. La coalición S.S. sabrá por qué se ha hecho; yo digo que se ha hecho para matar la libertad.

Me pregunta S.S. acerca del gobernador de Burgos. Ignoro lo que S.S. me dice. Lo único que sé es que tratando de trasladarlo a otra provincia, y llevando mucho tiempo en Burgos, con muchos disgustos y amarguras que le han dado las personas que simpatizan tanto con S.S., los carlistas, apenas lo supieron en Burgos, la Diputación provincial, los Voluntarios de la Libertad y todos los amigos y conocidos de antiguo como liberales, me han dicho que no lo traslade.

¿Quiénes son esos? Precisamente no los conozco; pero sus despachos tengo en el Ministerio de la Gobernación; los jefes y oficiales de la Milicia, cuyos despachos están también en Gobernación; el ayuntamiento de Burgos, y por último, una porción de personas particulares que tienen buena posición en aquella ciudad, y a quienes conozco y he conocido toda mi vida como liberales, los cuales me han dicho lo mismo. Y no son liberales en el sentido que decía S.S. de ser amigos míos; no son exclusivamente progresistas, no; allí los liberales son los que no quieren el absolutismo, porque en Burgos, en momentos semejantes, no hay más que carlistas y liberales. Pues bien, los liberales de Burgos, todos sin excepción, han pedido que continúen allí el gobernador. Ya ve S.S. cuán equivocados son los informes que le han dado; de modo, que esa autoridad está en Burgos porque así me lo han pedido todos los que no son carlistas.



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